lunes, 31 de diciembre de 2018

Fantasmas

¿Cuántas veces vemos sin ver? ¿Cuántas veces hablamos sin hablar? ¿Escuchamos sin escuchar?

Estar en un lugar no significa necesariamente estar ahí.

Estar con alguien no implica estar con esa persona.

¿De qué valen esos besos si no son para mí? ¿Cuánto vale mi declaración de amor si la digo pensando en otro? ¿Soy yo la que está en tus brazos cada vez que me abrazas? ¿O es el fantasma de otra persona?

Siluetas. Sombras. Fantasmas.
Por todos lados. En todo lugar y momento. En vos. En mí. En él. Y en ella.

¿Es tu novia realmente tu novia si ayer me decías que querías estar conmigo? ¿Sos vos realmente mi amiga si le contaste mi secreto a muchas otras? ¿Soy yo realmente tu amiga si no te puedo confiar mis verdades más íntimas?

Tibios. Ni fríos ni calientes. Ni una cosa ni la otra. Somos todos tibios.
No nos quedamos ni nos vamos.
No nos callamos, pero tampoco decimos nada significativo.
Te amo jajaja. Hasta ahí. Más que eso no te puedo ofrecer, y aunque pudiese, vos no estarías dispuesto a aceptarlo.
Gritamos. En los boliches, borrachos, sabiendo que mañana pierde todo el significado.
Amamos. En silencio, sin que el otro se entere y sin demostrarlo porque nos podemos hacer mierda fácilmente.
Nos besamos. Sin amor.
Nos reímos. Con tristeza.

¿Realmente estabas acá cuando desnudaba mi alma para vos? ¿Realmente estás conmigo en este momento? ¿A dónde te vas cuando te pierdo, cuando dejas de estar conmigo? ¿A dónde me voy yo cuando me perdés? ¿Es que acaso habrá una manera de irnos juntos? ¿O de quedarnos juntos? ¿O de encontrarnos allá? ¿O es que estamos destinados a estar solos, a pesar de que estamos acompañados?

¿De verdad me rompiste el corazón si lo cuento con una sonrisa?
¿De verdad la amas si no te podes quedar con ella?
¿De verdad sos mi amigo si me dejaste atrás así de fácil?

Efímero. Roto. Rápido y quebradizo.

Así son los vínculos ahora.

Empiezan con la velocidad del 4G y terminan todavía más rápido si justo agarraste buena señal de WiFi.

Entonces, ¿Qué nos queda? Si todo es tan quebradizo, tan dinámico, tan corto. ¿Qué nos queda? ¿A qué me puedo aferrar?

Me voy flotando por el espacio, y no hay nada que me ancle. No hay a que aferrarme porque todo se disuelve rápido. Todo se acaba antes de que pueda sostenerlo entre mis manos. Lo siento deshacerse entre mis dedos.
Nunca toque a un fantasma, pero imagino que me dejaría la misma sensación fría y el sabor amargo en la boca, como un recuerdo que se me olvida al mismo tiempo que lo estoy creando. Efímero. Roto. Rápido y quebradizo. Así son los vínculos ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario