Tres chicas en una habitación mirando una película. Dos en la cama, una en el piso. Comen pochoclos y rocklets en iguales cantidades.
-Miren, tiene un vestido amarillo, como en La Bella y la Bestia.- señala una de las que está sentada en la cama mientras acerca un puñado de pochoclos a su boca.
-Pero el no es ninguna bestia, al contrario, es re bueno.- responde la otra que está en la cama.
-Lástima que no van a terminar juntos, es obvio que ella se va a enamorar del otro.- se lamenta la primera en hablar.
-Hay veces que dos personas buenas, “bellas” no terminan juntos.- reflexiona la que está sentada en el piso.- Pasa muchas veces, los demás los vemos de afuera y pensamos “eran perfectos el uno para el otro, ¿Por qué cortaron?” Cuando la posta es que hay veces que simplemente no se quieren lo suficiente, o quizá se dejaron de querer. A lo mejor uno de los dos se enamoró de otra persona “bella”. Hay otras veces que dos bestias se enamoran, no siempre nos damos cuenta de que se trata de dos bestias, pero alcanza con mirar un poquito en la relación para ver que lo son: se celan, se insultan, se persiguen, se destruyen. Y hay otras veces que pasa como en el cuento, una persona bella se enamora de la bestia, aunque la mayoría de las veces, la bella termina muerta.- concluye con tristeza.
Las otras dos la miran en silencio, hasta que una se anima a romperlo.- ¿Qué te pinto por hacer esa reflexión?
-Es que no me gusta el ejemplo que muchos cuentos de princesas le dan a las nenas y a los nenes.- comenta.
-¿Y?- pregunta la tercer amiga.
-Y, nada, una tiene que preocuparse por esas cosas.- rompe a llorar.- Si no prestamos atención, les terminamos enseñando que las bestias se transforman en personas por amor, que está bien que te encierren en un castillo, te traten mal y no te dejen salir. También que esta bien que te den besos cuando estás dormida, y que si el otro es lindo o feo alcanza para enamorarse, que eso construye.- cada vez llora más fuerte.- Que uno se puede enamorar de otro con tan solo ver un castillo o que está bien entregar tu voz por amor, incluso si te están advirtiendo que no lo hagas.
Silencio.
-¿Esto es porque cortaste con Lucas?- pregunta tentativamente una de las otras dos muchachas, su voz sale suave, como si la más mínima brisa tuviera la fuerza suficiente para quebrar a su amiga en dos.
-Esto es por la razón por la que Lucas me cortó.- los sollozos son cada vez más audibles y ya casi no la dejaban formular las palabras.
-¿Qué pasó?- pregunta la otra amiga, mientras se acerca a acariciarle el pelo, seguida por la que hizo la primer pregunta, que se coloca junto a la que llora.
-Estoy embarazada.- responde acongojada.
Las amigas la abrazan, pasan unos minutos en donde sólo se escucha su llanto.
-¿Vas a abortar?- cuestiona con un hilo de voz una de las dos.
La joven niega con la cabeza.- No, lo voy a tener.- se toca la panza.- En unos años estoy segura que va a ser la decisión correcta.- se ríe en medio del llanto.- ¿Se lo imaginan corriendo por ahí? ¿O una nena, chiquita, como yo?
Las otras dos se miran, quieren preguntar, pero no se animan, tras un momento una rompe el silencio:- ¿Y Lucas…- deja la frase inconclusa, no sabe cómo terminar.
-Se lo dije y le chupo un huevo. Me tiro plata para que lo aborte. Estaba sacado, me negó que fuera suyo, me trato de puta y se fue.- llora más.- Después me mandó un mensaje diciéndome que no quería saber nada, que lo disculpe, pero no.- concluye con tono sarcástico.
-Es un pelotudo.- contesta fervientemente la otra de las dos amigas.- No te preocupes, nosotras vamos a estar para acompañarte en lo que necesites.
-Sí, olvídate.- asintió la otra con la cabeza.- Te acompañamos al médico, te compramos lo que sea, hasta hablamos con tus viejos.
-Todo va a estar bien.- la tratan de convencer entre las dos, mientras la otra sigue llorando, pero aliviada, sabiendo que no va a tener que enfrentar la situación sola.