¿Atraemos a personas que se parecen en alguna medida a nosotros? ¿Nos sentimos atraídos por un ideal que querríamos alcanzar para nuestras propias vidas? ¿Las personas con las que efectivamente terminamos saliendo son, en algún punto, un reflejo de lo que somos o de lo que quisiéramos ser?
No compro todo el cuento de las almas gemelas. No creo que haya dos almas que desde su creación estén destinadas a encontrarse, por el contrario, creo que somos libres para elegir, lo que también nos vuelve libres para lidiar con las consecuencias.
El otro día estaba viendo la serie “You” (no se preocupen, no voy a spoilear) y un personaje se encontraba frente a otro con el que estaba saliendo y caía en la cuenta que no había sabido ver ni amar a esta persona por quien era en realidad, sino por quien él idealizó y, que en verdad, dicha persona tenía muchas cosas de él mismo, tantas cosas que podría responder a la calificación de “alma gemela”.
Lo que me llevó a la reflexión fue el hecho de que el caer en la realización de que esta podía ser su “alma gemela” le causó un profundo horror. Pero acaso, al horrorizarse de la verdad de esta persona, ¿No estaba en el fondo asqueado con su propia alma, con su propia persona? ¿Era el horror que le producía la persona frente a él el mero reflejo del horror que sentía hacía sí mismo, hacía sus actos, hacía sus decisiones?
Entonces pienso, si creyera en el cuento de las almas gemelas, si encontrara el verdadero reflejo de mi alma, de mi persona, mi “media naranja” ¿Estaría satisfecha con quién tengo frente a mí? ¿O compartiría el horror de este mismo personaje?
Cambiemos el escenario, no pensemos en una persona, no pensemos en un “alma gemela” pensemos en un espejo de las almas, un espejo que en lugar de permitirte ver tu apariencia, te permite ver la apariencia de tu alma, algo así como el retrato de Dorian Gray.
Te encontrás frente a ese espejo, es alto, recorre la pared del piso al techo y se extiende de un extremo al otro, tiene un vacío particular, es de un color indefinible, parece variar, como si estuviera lleno de luz y oscuridad juntas, como si contuviese el todo y la nada al mismo tiempo. No refleja el mundo a tu alrededor. No. Este espejo sólo refleja almas y cómo es especial para vos, refleja nada más que la tuya.
En medio de esa inmensidad ¿Te gusta lo que ves? ¿Es tu alma chiquita demostrando el ego que haces crecer con tu narcisismo y tus decisiones egoístas? ¿O es alta y grande, evidenciando la actitud humilde con la que te desenvolves en tu vida? ¿Está rellena del amor que das? ¿O es finita como el odio que derramas por ahí? ¿Es ágil, como la rapidez que tenés para salir a ayudar a los otros? ¿O se tira para abajo mostrando la comodidad de la indiferencia que demostras hacia los que te rodean? ¿Tiene unas cosas parecidas a brazos cruzados, escudándote de otras almas? ¿O es abierta para dar y recibir en la misma medida? Así y mil cosas más podés observar de tu alma, si es colorida como tu creatividad, negra como tu amargura, blanca como tu inocencia, pálida como tu miedo.
En fin, ¿Te gusta tu alma? ¿Te gusta lo que ves?
Y este espejo tiene una particularidad más, es un espejo que aparece sólo cuando estás con otros, pero sólo te refleja a vos misma/o. Y grita. Grita en las cosas que no te gustan de los demás. Grita en lo que te genera rechazo de los otros. Grita en lo que te horroriza cuando mirás a las demás de cerca. En el fondo, grita frente a las cosas que no te gustan de vos misma/o.
¿Será que buscas desesperadamente un alma gemela porque le tenés mucho cariño a la tuya? ¿Por qué en tu vida el espejo de las almas hace silencio y duerme tranquilo? ¿O, como el personaje de la serie, te espantarias si la encontras? ¿Está el espejo chillando a viva voz constantemente y vos no lo escuchas porque tapas su grito con tus críticas?
¿Buscas lo que sos, o lo que querés ser?
¿Estás lista/o para enfrentar el espejo de las almas?